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Lunes 8 de junio de 2020

La displasia del desarrollo de cadera es una enfermedad que puede conducir a severo dolor y limitación funcional. Si no se trata, inevitablemente conduce a daño articular y artrosis. Dependiendo del grado de sus alteraciones anatómicas, esta enfermedad se puede manisfestar en la infancia, juventud o en la adultez y su clínica puede ser leve o muy severa. Es producida debido a un acetábulo poco profundo y falta de cobertura acetabular que produce el daño de las estructuras estabilizadoras articulares y la sobrecarga articular. En una menor superfiecie de contacto, conduce con los años a daño del cartílago y al labrum acetabular, posteriormente puede producir una artrosis de cadera secundaria, estimándose como responsable de entre el 20 y el 40% de las artrosis secundarias.

A pesar de amplios programas de screening de durante el nacimiento y la infancia, un número sustancial de casos no son diagnosticados hasta la adultez, con una estimación de la población adulta de 0,1% en Estados Unidos. En nuestro pais se estima en 1 de cada 500 nacidos vivos, lo que determina aproximadamente alrededor de 400 casos nuevos por año.

La displasia de cadera presenta un espectro de desórdenes, que pueden ir desde una cadera levemente displásica, pero concéntrica y estable, a una articulación francamente luxada y severamente displásica. La displasia acetabular se acompaña frecuentemente de anomalías del fémur proximal, lo cual tambien puede causar problemas articulares.

El labrum acetabular en el paciente displásico juega un rol importante como estructura soportadora de carga y soporta más carga que en pacientes con caderas normales. Este labrum hipertrófico puede ser notablemente efectivo en mantener el equilibrio mecánico y previniendo los síntomas hasta la adultez. Una vez lesionado puede producir severo dolor.

La historia natural de esta enfermedad es variable, pudiendo presentarse inestabilidad desde el nacimiento y normalizarse posteriormente, presentar alteraciones displásicas que sin tratamiento pueden evolucionar a caderas normales o pacientes que cursarán con cambios progresivos terminando en daño articular y finalmente una importante limitación funcional. En la literatura, se ha reportado que la displasia  y conduce al desarrollo de artrosis de cadera entre un 25 y un 50% de los pacientes a una edad promedio de 50 años.

La presentación clínica de la displasia en el adulto puede variar notablemente, pero clásicamente el síntoma más común es el dolor inguinal. El inicio de los síntomas es insidioso en el 97% de los pacientes, y un 77% de los pacientes caminan con grados variables de claudicación, debido a la insuficiencia de los musculos abductores de la cadera.

La sospecha diagnóstica es fundamental y se cuenta con herramientas imagenológicas al alcance de todos para su confirmación o descarte. El diagnóstico de displasia se puede hacer en una radiografía de pelvis, midiendo una serie de ángulos. Ademas se utilizan radiografía de falso perfil y axial de cadera afectada.

La Tomografia Computada es un examen imagenológico complementario dada la posibilidad de reconstrucción tridimensional que permite una evaluación más precisa de la severidad de la displasia acetabular. Recientemente, la resonancia magnética es una herramienta muy útil para la evaluación de enfermedad articular, rotura labral o lesión condral.

El tratamiento debe ser personalizado para cada paciente y depende de la edad, estado del cartílago articular y severidad de la displasia. Si la enfermedad es leve y asintomática, los pacientes se beneficiarán de un tratamiento conservador y de un seguimiento con radiografías seriadas. Pero si se desarrollan síntomas la derivación para cirugía debe ser precoz.

Existen alternativas quirúrgicas de las cuales pueden hoy beneficiarse muchos pacientes jóvenes con displasia sintomática en ausencia de artrosis de cadera, conocidos como procedimientos de preservación de cadera tales como Artroscopia de cadera y la Osteotomía periacetabular de Ganz.

Los pacientes con displasia leve y patología del labrum podrían beneficiarse de una artroscopia y reparación labral. La artroscopia es un procedimiento que puede ser utilizado complementariamente con la Osteotomia periacetabular para resolver lesiones del labrum, pero se debe evitar realizarla en casos moderados dado que no corrige las anormalidades subyacentes de la displasia acetabular.

La mayoría de los pacientes sintomáticos con displasia y sin artrosis se veran beneficiados con una Osteotomía periacetabular de Ganz. La cual, mediante una serie de osteotomias o cortes oseos alrededor del acetabulo, puede reorientarlo y correguir el deficit de cobertura acetabular. No todos los pacientes son candidatos a esta cirugia y esto dependera de su clinica y hallasgos imagenologicos.

Por ultimo, aquellos pacientes con displasia sintomática que presenten artrosis de cadera moderada o severa tienen mejor resultado clínico si se someten a un Reemplazo total de cadera.