Viernes 9 de noviembre de 2018
El dolor de rodilla es una condición anormal que puede llegar a ser muy incómoda en las personas que lo padecen. Los motivos son variados, pero el más común se debe a problemas en los meniscos, dos estructuras de fibrocartílago con forma de medialuna que están dentro de las rodillas, entre el fémur y la tibia, y que permiten absorber el impacto de la articulación, soportando alrededor del 40% de la carga del cuerpo.
Las lesiones de meniscos pueden afectar a todas las personas, sin importar la edad. En los pacientes jóvenes generalmente ocurren por traumas deportivos, mientras que en los de edad más avanzada se producen por desgaste y deterioro natural.
Si la lesión de menisco está muy avanzada, se puede producir bloqueo de rodilla, dificultando la capacidad de movimiento al flectar o extenderla, caminar o realizar una actividad física. Por eso, ante los primeros síntomas, es importante acudir a un especialista de rodilla para evitar un daño mayor.
En los casos más graves, se recomienda la cirugía de meniscos, que generalmente dura entre 30 y 60 minutos. Existen principalmente dos tipos de operaciones:
- Artroscopia o menisectomía parcial: cirugía mínimamente invasiva que se realiza mediante pequeñas incisiones en la piel de la rodilla, lo que permite remover y estabilizar la lesión del menisco. Tiene una recuperación más rápida y eficiente.
- Reparación o sutura meniscal: es aplicable a los casos más agudos y en roturas periféricas. Esta intervención protege la rodilla y preserva al menisco. La sutura meniscal es recomendable en habitualmente en jóvenes, dependiendo de la lesión que padezcan.
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